Siguen las bibliotecas centrando sus prohibiciones en no hacer ruido, hablar en voz baja, no consumir ningún tipo de alimento, no ingresar con maletas, maletines?
Según los estudiosos del tema, estamos en un mundo de toda clase de ruidos, en la discoteca, conciertos, ferias, calle, y en contraste en las bibliotecas, iglesias se exige hablar en voz baja lo cual las hace feas, aburridas, insoportables.
Lo cierto es que, la biblioteca publica moderna es normal que cuenten con espacios diversos para el trabajo en grupo, salas infantiles, actividades lúdicas, cafeterías, cuartos de maletas.
¿Debemos dejar, entonces que entre el barullo y toda clase de ruidos, de alimentos y maletas a la sala de lectura, consulta e investigación?
Creo que no, no podemos renunciar a la necesidad de hablar en voz baja de no ingresar maletas ni la de no consumir alimentos, en el único espacio que tiene nuestra biblioteca escolar; nos toca, por ahora, dignificar el silencio para el fomento de la lectura, la escritura, la investigación, el arte y la cultura, mientras no contemos con los recursos en infraestructura que permitan actividades que por su naturaleza lleven consigo el ruido y otros naturales bullicios. No puede ser tan mal visto este imperativo.
http://biblionuevaesperanza.blogspot.com/ Orlando Ardila, bibliotecario administrativo