El Regreso.
DANNY FOLIACO M.
Abre
los ojos, mira el parque, los niños en
el centro, los columpios y alrededor las bancas con algunas madres que hablan,
a su lado un hombre le pregunta si necesita ayuda. No sabe que responder. Se ve
preocupado e interesado en prestarle ayuda pero la hace desconfiar su aliento
alcohólico; sin embargo, su amable insistencia y el hecho de no recordar nada,
la dejan levantar el cuerpo bajo el suave impulso de la mano de aquél extraño.
Caminan
por la calle de adoquines, una estrecha acera, caras desconocidas, techos bajos
y edificios lejanos que no encuentra en su memoria y mente confundidas. Llegan
hasta una puerta, unas escaleras a un segundo piso. Una habitación, piso de
madera, dos sillones al lado de una
ventana, una oscura cama al fondo.
Él
le ofrece algo de tomar, un copa de vidrio que huele alcohol. Ella la sostiene
a un lado, él trata de besarla, ella se rehúsa, forcejean, con la copa hiere su rostro, él retrocede y cae
sobre la cama. Ella se lanza por la escalera rápidamente a la calle.
Sus
ojos recorren la calle de adoquines, caras, techos y edificios a lo lejos
desconocidos. Encuentra un parque, unos niños y algunas madres alrededor
cuidándolos. Una banca desocupada, se aproxima ya casi sin fuerza y deja caer
su cuerpo sobre ella. Cierra los ojos.
Un
hombre la despierta, le pregunta que si se siente bien. Tiene una herida en la
cara y aunque se ve muy amable, le hace desconfiar su aliento alcohólico.
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