Aprendo
en casa: Hay esperanza
Una
de las más famosas alusiones a la esperanza proviene del mito griego de Pandora
narrado por Hesíodo.
Para
castigar a Prometeo por robar el fuego, Zeus regala a los hombres (que hasta
ese momento habitaban la tierra sin maldad, enfermedad ni muerte) a la primera
mujer, armada con belleza y engaños, la llama Pandora porque fue hecha con
todas las virtudes de los dioses para engañar a aquellos que de pan se
alimentan. Sin mayores explicaciones Hesíodo afirma simplemente que, una vez
recibida entre los hombres por el incauto Epimeteo, tal mujer levantó la tapa de
una tinaja y de ella salieron los males que aquejan desde entonces a los
hombres. Finalmente: Sola,
allí dentro quedaba la Esperanza, en indestructible mansión, bajo los bordes
de la tinaja—y no voló fuera: antes le puso Pandora la tapa, según designios del
egidíforo Zeus.
El relato, hay que decirlo de antemano, aunque presenta una visión retorcida de la figura de la mujer en la sociedad con espíritu de perra y corazón ladino (astuto), deja ver su carácter e intención formativa.
Para
los griegos la esperanza presenta dos caras, dependiendo de lo que se pueda
esperar, si es algo bueno se convierte en ilusión,
si es algo malo se convierte en inquietud.
Es
así desde la visión griega manifiesta en “Los
trabajos y los días” porque los dioses
tienen oculta la vida a los hombres; si no, fácilmente trabajarías en un solo
día lo bastante para tener hacienda por todo el año, sin necesidad de proseguir
la faena. Es decir, la esperanza como don divino dota al ser humano de la
posibilidad de mirar por encima y más allá de los límites de su condición malvada,
enferma y mortal, ya que al lado de la desgracia aparece siempre el bien si
actuamos de manera correcta frente a los demás.
En
el presente contexto y como lo podrán observar en los aportes de las familias
NEOESPERANCINAS podemos ver que esta
situación no es más que la oportunidad para hacer un alto como individuos y como sociedad y que esto nos sirva para corregir el rumbo hacia un mundo mejor.
En tiempos de Pandemia
(2020)
Y
la gente se quedó en casa.
Y
leyó libros y escuchó.
Y
descansó y se ejercitó.
E
hizo arte y jugó.
Y
aprendió nuevas formas de ser.
Y
se detuvo.
Y
escuchó más profundamente. Alguno meditaba.
Alguno
rezaba.
Alguno
bailaba.
Alguno
se encontró con su propia sombra.
Y
la gente empezó a pensar de forma diferente.
Y
la gente se curó.
Y
en ausencia de personas que viven de manera ignorante.
Peligrosos.
Sin
sentido y sin corazón.
Incluso
la tierra comenzó a sanar.
Y
cuando el peligro terminó.
Y
la gente se encontró de nuevo.
Lloraron
por los muertos.
Y
tomaron nuevas decisiones.
Y
soñaron nuevas visiones.
Y
crearon nuevas formas de vida.
Y
sanaron la tierra completamente.
Tal
y como ellos fueron curados.
Damos inicio con el aporte de la estudiante Yurani Stephanie Landazuri Santana y su familia:
Seguimos con el estudiante Juan Felipe Montaño Vega y su familia:
Ahora tenemos con nosotros a la estudiante María Camila Romero Rojas y su familia:
Terminamos esta sección con el aporte del estudiante Juan David Arévalo León y su familia:
Día de la tierra
Tenemos en este segmento el aporte de la maestra Katherine Mora y sus estudiantes de grado Quinto:
Eso es todo en esta entrega. En la próxima entrada encontrarás la siguiente propuesta de trabajo.
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