viernes, 5 de febrero de 2016

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Por estos días, nuestros cerros orientales ardieron sin  par a tal punto que, los expertos y la mayoría de Bogotanos exigíamos se declarara la emergencia ambiental y de salud, la  respuesta  de nuestras autoridades distritales fue mirar para otros lados; hay quienes se atreven a declarar como culpables de este desastre ecológico al batallón del ejército situado en la localidad de San Cristóbal y  su tiro al blanco; por fortuna, la naturaleza en su sabiduría y generosidad a pesar de lo mal que la tratamos, nos respondió con lluvia ayudándole al esfuerzo descomunal de nuestros bomberos que también por fortuna, ese cuerpo no lo han privatizado.

El salario mínimo por decreto, el gobierno nacional lo reajustó en un 7%;  el transporte en el SITP se incrementó en $200 equivale a un 13%, el pasaje en transmilenio subió 200, equivale a un 11.11%, promediando, el reajuste del pasaje en transporte público masivo fue del 12.12%; ¿cuánto poder adquisitivo perdió el salario mínimo en tan solo el rubro de transporte público en Bogotá? El 5.12% ¿y que no decir, en alimentos, medicinamientos, libros y textos escolares, matrículas y pensiones en colegios privados, consulta médica en una salud cada vez más privatizada, recreación, vestuario?

Según estudios de una ONG, tan solo el 1% de personas en el mundo posee capital igual que al resto,  o sea que el 99% de población; ¿a alguien todavía se le ocurre que la divina providencia causa tal desbarajuste de desigualdad?

Con la venta de ISAGEN el gobierno nacional en cabeza de  Santos  y su ministro de economía  Mauricio Cárdenas entregó a las multinacionales, que son  verdaderos estados poderosos dentro de los estados nacionales, la  soberanía energética como en el pasado entregaron la soberanía en telecomunicaciones, sector bancario, hidrocarburos, carbón, transporte, aéreo, marítimo y terrestre, etc.

Esta mostrado que el mayor foco de corrupción en el mundo lo generan la privatización de los activos de las naciones, por las altísimas “coimas” que se pagan antes y después de enajenar los recursos públicos, ¿adivinen quiénes y cuántos se volvieron, además de la multinacional,  multimillonarios  con la venta de ISAGEN?

La “recuperación” del espacio público en Bogotá la están haciendo a sangre y fuego incluida la perdida y robo de las míseras mercancías de los vendedores informales, de la cual derivan el sustento miles de familias y de las cuales  en su mayoría son miembros nuestros estudiantes de colegios, escuelas y universidades públicas, lo menos que podemos exigir es que, antes sean reubicados en condiciones dignas y decentes, para que pueden llevar comida a sus hogares sin recurrir a la delincuencia, ¿Adivinen quién es el alcalde que atropella a los mas sencillos?

J. Oralndo Ardila
Almacén

Colegio Nueva Esperanza.

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